03/08 – 18:00 – Bajo el indiscutible dedo rector del gobierno nacional, que enjuaga sus negocios con la Barrick Gold a costa de la salud de muchos argentinos (actuales y futuros), de los paisajes prístinos del país y los recursos no renovables, el (por poco) gobernador de Chubut, elegido recientemente, allana, en una de sus primeras incursiones mediáticas, el camino a la megaminería en la provincia. Obviamente, fundado en los mismos argumentos parciales que utiliza la campaña evangelizadora que despliegan las multinacionales para apropiarse, por monedas, de las riquezas del suelo.(Por: Ruben Lasagno – OPI Santa Cruz)
Martín Buzzi, recientemente elegido gobernador de Chubut por un escasísimo margen ante un oponente del mismo Partido, ha iniciado (como se esperaba y lo adelantamos en alguna de nuestras columnas anteriores) una tarea de difusión y concientización, desde el púlpito político (ubicación privilegiada y dominante, para las empresas absolutamente indispensable), sobre la actividad minera, la cual intentan introducir desde hace un tiempo en Chubut, provincia que por el criterio lógico que han iluminado a algunos de sus antecesores políticos, tiene prohibida la explotación minera con cianuro.
Mario Das Neves ha iniciado una movida generalizada, a instancias de las empresas y de la Cámara Minera, para instalar la idea de las bondades que trae la actividad y lograr que el primer paso del proceso de inclusión, sea dado: la aceptación pública de la actividad. Hoy las empresas piden seguridad para poder desarrollar sus inversiones y una de esas condiciones, radica, especialmente, en que las poblaciones que impacta acepten la minería como polo de desarrollo y no como un núcleo de contaminación y desgracia que les quedará a futuro, hecho que como se resuelve a tan largo plazo (10 0 20 años) suele quedar fuera de la expectativa inmediata del poblador medio que le urge trabajar de lo que sea.
Para ello, las multinacionales mineras necesitan la complicidad de dos sectores fundamentales: el político, al cual ingresan mediando negocios que el público común jamás conocerá y los medios, multiplicadores de sus mensajes y ocultadores de la verdad brutal que gracias a ellos permanecerá en las sombras. El sector político lo tienen dominado, pues hay una “política minera” que parte desde el Estado nacional, se escurre por los gobernadores que obedientes o cómplices acceden a la tarea de “bajar líneas” y terminan en los intendentes, a muchos de los cuales conforman con pequeñas obras para sus localidades e inocultables beneficios personales. Todo este conjunto de poder más las estrategias comprobadas de engaño que traen estudiadas por catálogo las operadoras, tienden a plantearle a la sociedad todos los beneficios que obtendrá y ocultarle todos los riesgos.
El favorecedor
Tal lo revela la Agencia de información minera, Martín Buzzi realizó manifestaciones en Fm del Mar en Comodoro Rivadavia y se puso el saco minero para comenzar una arremetida contra quienes desean proteger el habitat natural, el agua, los recursos y en general la vida de las poblaciones impactadas por la megaminería que destruye absolutamente todo, dado que practica la explotación a cielo abierto y la lixiviación con cianuro.
El gobernador electo se manifestó partidario de abrir el debate, midiendo el “impacto social, ambiental y económico” de la actividad minera en la Provincia, aduciendo en ese sentido que “hay que diferenciar el impacto ambiental, social y empresario del debate religioso que pretenden hacer algunos”, expresó enancándose (como corresponde en estos casos) en la teoría de los conspiradores que manejan la prensa.
“La minería no es un debate al que hay que escaparle –agregó Buzzi en la entrevista con Radio del Mar–, hay que poner todo sobre la mesa y discutir y analizar. Finalmente tiene que tener un impacto social positivo, un impacto ambiental verificado y por último un impacto económico que les interese a las empresas”, señaló el gobernador electo.
Lo que dijo es lo cierto, pero Buzzi no explicó cómo lo haría, pues todos sabemos que por propia disposición de los intereses empresarios, la corrupción política y los negocios que afloran alrededor de estos intereses, los controles son laxos (o inexistentes), los impactos ambientales se distorsionan y jamás se verifican con rigurosidad; aunque, si en algo tuvo razón, es en el gran interés económico que les produce a las empresas.
El Intendente de Comodoro ya pasó un “avisito” y adelantó “en Buenos Aires voy a tener reuniones con operadoras para ver el horizonte, si bien el problema crítico de toda la zona norte de Santa Cruz fue encaminado, las situaciones de las pequeñas y medianas empresas regionales sigue existiendo”. Claro, es obvio. Buzzi se cuidó de no poner como ejemplo a Santa Cruz porque las pequeñas y medianas empresas que alguna vez soñaron con vivir de la producción minera, están reducidas a un grupo de preferentes comercios mínimos, cuyos propietarios, en general, tienen alguna vinculación de amistad, parentesco o relación comercial con personas que desarrollan sus intereses en la minería o en actividades aleatorias. Tampoco Santa Cruz, es ejemplo del crecimiento económico que promueven e impulsan las mineras, ya que las poblaciones impactadas siguen tan retrasadas como cuando se instalaron y el comercio local no ve los frutos de tanto marketing, aún cuando el valor de la onza de oro haya trepado internacionalmente a los 1.670 dólares. Si a esto le agregamos que la mano de obra en un 75 u 80% la traen de afuera, el beneficio “social” de la movida minera es mínimo para la región.
Como Chubut ya ha demostrado tener una población combativa y conciente de los peligros que implica la minería indiscriminada como proponen los gobiernos provinciales (contraria a la de Santa Cruz), Martín Buzzi dijo, como acariciando las palabras “Este es un trabajo permanente. En los días anteriores hicimos videoconferencia con cada una de las empresas, y además hubo una nueva elección en la Cámara de Servicios Petroleros por lo que hay que seguir trabajando, porque queremos que les vaya bien. Ellos son conscientes de que el buen gobierno puede hacer que esas cosas pasen. Toda la cadena de valor que está asociada al sector tiene que hacerse sustentable en el tiempo”.
Cartas en la mesa
Dicho esto, Chubut se prepara para recibir una ofensiva minera tan o más importante que Santa Cruz, donde el subsuelo es propiedad de empresas multinacionales que se llevan el oro, la plata y muchos otros minerales más que no declaran, a precios viles, pagando el canon de la vergüenza (1%) y recibiendo todo tipo de prebendas, además de ser objeto de exenciones y falta de controles por parte del Estado.
Hace poco tiempo atrás en algunos medios periodísticos de la provincia se había calculado que en concepto de recaudación por aranceles médicos los hospitales de Santa Cruz recaudan alrededor de 36 millones de pesos anuales y todas las operadoras mineras le tributan a la provincia, en el mismo periodo, 32 millones en concepto de regalías. Una vergüenza.
Para proseguir con este ocultamiento y esta depredación, es que las empresas, agrupadas en la Cámara respectiva, han elaborado un “sistema de comunicación” que no tenían hasta hace poco, sin embargo no cuentan con el factor “audiencia” que generalmente tienen los medios críticos de esta actividad. Y en general, son estos medios los que más llegada tienen a las poblaciones que desean interiorizarse del entretejido de intereses que arman esas corporaciones, para lograr su objetivo final.
Gan Gan, Gastre y otras localidades del cinturón del macizo central de Chubut son los blancos preferidos de las empresas porque, además de ser portadoras de la riqueza en abundancia, son zonas carentes de infraestructura, servicios y empleo. El mensaje es perfecto y demoledor; no invita a la resistencia; sin embargo en pocos años la bonanza dará paso al estancamiento y el retraso. Como sucede en Perito Moreno, Gregores y en San Julián, quedarán atados a un futuro incierto, contando solo monedas y rogando que la veta de oro no se termine, mientras ciento de miles de millones de dólares se habrán esfumado debajo de sus pies y quedarán rodeados de cráteres y contaminación, esos mismos hoyos que las empresas y los gobiernos se comprometieron a tapar cuando necesitaban el sí de la gente y hoy, secos y profundamente contaminados, los ofrecen como la cáscara vacía de una fruta a la que le han comido el corazón. (Agencia OPI Santa Cruz)
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