Por Abla Carballo *
Policías y garrote: se puede hacer el paradigma de revertir la muerte
Es un desafío. Y creo que el reto es útil. Ocuparse de situaciones pesadas, meterse desde donde a cada uno le corresponda por su rol en la sociedad; por su ética; por sus genes.
A veces hay una disociación porque se combinan diferentes cosas. Cada uno sabe.
Después creo en la justicia, me indigna la injusticia social, que alguien sea carenciado, arruinado, que se muera de hambre, que no pueda trabajar, que no es vago.
Pero el mundo ha perdido los acuerdos, que es lo que hace que el hombre sea distinto del animal.
La naturaleza del hombre es que tiene mente, capacidad de simbolización. Cuando desaparece este contenido aparece una población muy incluida en el mundo violento, cargado de acción, donde la palabra está devaluada y la frustración angustiante la expresa con la violencia.
Cada vez es más difícil la interacción cara a cara. Se pierde el espacio comunitario en una comunidad organizada en donde se desarrollan creativamente las personas. Entre el hogar (la familia) y la calle (el Estado).
Como informáramos, el sábado 23 próximo pasado, fue objeto de una paliza por policías uniformados, un hombre que caminaba por la calle, a quien después lo tiraron –literalmente- en la esquina del Hospital Zonal Esquel. La guardia del hospital que lo atendió, indicó que “pertenecía a Salud Mental”. Lo sedaron (durmió) durante 48 horas y el lunes a mediodía le dieron el alta y lo trasladaron a “El Abrigo”, sito en Darwin y Humphreys, conocido como el “refugio” para enfermos alcohólicos.
La ropa de Carlos G. R. no se la devolvieron, (la quemaron) le dieron otra antes de salir del hospital; su documento también desapareció.
Policías y garrote: se puede hacer el paradigma de revertir la muerte
Es un desafío. Y creo que el reto es útil. Ocuparse de situaciones pesadas, meterse desde donde a cada uno le corresponda por su rol en la sociedad; por su ética; por sus genes.
A veces hay una disociación porque se combinan diferentes cosas. Cada uno sabe.
Después creo en la justicia, me indigna la injusticia social, que alguien sea carenciado, arruinado, que se muera de hambre, que no pueda trabajar, que no es vago.
Pero el mundo ha perdido los acuerdos, que es lo que hace que el hombre sea distinto del animal.
La naturaleza del hombre es que tiene mente, capacidad de simbolización. Cuando desaparece este contenido aparece una población muy incluida en el mundo violento, cargado de acción, donde la palabra está devaluada y la frustración angustiante la expresa con la violencia.
Cada vez es más difícil la interacción cara a cara. Se pierde el espacio comunitario en una comunidad organizada en donde se desarrollan creativamente las personas. Entre el hogar (la familia) y la calle (el Estado).
Como informáramos, el sábado 23 próximo pasado, fue objeto de una paliza por policías uniformados, un hombre que caminaba por la calle, a quien después lo tiraron –literalmente- en la esquina del Hospital Zonal Esquel. La guardia del hospital que lo atendió, indicó que “pertenecía a Salud Mental”. Lo sedaron (durmió) durante 48 horas y el lunes a mediodía le dieron el alta y lo trasladaron a “El Abrigo”, sito en Darwin y Humphreys, conocido como el “refugio” para enfermos alcohólicos.
La ropa de Carlos G. R. no se la devolvieron, (la quemaron) le dieron otra antes de salir del hospital; su documento también desapareció.
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