Prensa unión de Asambleas ciudadanas informa
9 de marzo de 2012
Marcha de los Poetas y los Art istas
Trelew – Esquel, 3 al 10 de marzo de 2012
En defensa del agua, el territorio y la vida
contra la megaminería el saqueo y la contaminación.
A principios de marzo marcharemos desde Trelew a Esquel en defensa de la ley 5001, y por la aplicación plena de su artículo 1º* en todo el territorio provincial, para unirnos en un abrazo con la legendaria Asamblea deVecinos Autoconvocados de Esquel que impulsó con su lucha la 5001, inspirando movimientos para que siete provincias legislen en igual sentido.
Por qué marchamos
Por qué marchamos
· El gobierno Nacional, confundiendo el 54% de los votos con el permiso para dinamitar montañas y contaminar acuíferos, está impulsando un proceso para revertir la legislación obtenida a través de la lucha popular.
· En Río Negro ya lo hicieron derogando la ley que prohibía la utilización de cianuro en los procesos mineros.
· El gobierno saliente de Das Neves dejó lista una zonificación que podría utilizarse para derogar o modificar la ley.
· En esa zonificación, más del 80 % de la provincia se convierte en zona de sacrificio minero para satisfacer la voracidad de las corporaciones transnacionales.
· Esta “zona de sacrificio” pone en riesgo no sólo el medio ambiente, sino que atenta directamente contra la cosmovisión, el hábitat, la economía y la seguridad de los habitantes originarios de la meseta. La meseta NO es un desierto.
· El rechazo masivo a la megaminería hidrotóxica en toda la comarca noroeste, en localidades de la meseta y ciudades de la costa provincial parece no importarle a los funcionarios de gobierno
· Proyecto Navidad (meseta centro norte) pretende volar 100 mil toneladas de roca diaria y tratar unas 15 mil toneladas en la planta de procesamiento de plata y plomo, utilizando millones de litros de agua, toneladas de explosivos y químicos tóxicos diariamente, decretando la condena a muerte del acuífero de la cuenca Sacanana.
· Los proyectos uraníferos (cuenca del río Chubut) amenazan nuestro río y comprometen seriamente el futuro de Chubut. De todas las minerías la del uranio es la más peligrosa: el 70% de la radioactividad original queda en las colas mineras, las partículas del gas radón (radioactivo) pueden viajar hasta 1000 km antes que decaiga su radioactividad original. Estas partículas son cancerígenas. ¡La propia CNEA reconoce los peligros de la minería del uranio!
¡No permitamos que suceda en Chubut! ¡Famatina nos marca el camino!
Por todas estas razones marcharemos durante siete días atravesando la meseta y realizando actividades en los pueblos que están en el camino, con la poesía, el arte y la música como únicas armas y nuestra verdad como bandera.
¡Vos también podes unirte a la marcha!
Por todas estas razones marcharemos durante siete días atravesando la meseta y realizando actividades en los pueblos que están en el camino, con la poesía, el arte y la música como únicas armas y nuestra verdad como bandera.
¡Vos también podes unirte a la marcha!
Manifiesto Marcha de Poetas y Artistas
Sí, decimos no:
un no de agua
un no de tierra
un no de roca
un no de semilla
un no de coirón
un no de ciprés
un no paisano.
Sí, decimos no:
un no de vuelo de pájaro
un no a los cuatro vientos
un no en los faldeos
un no de sal
un no de acordeón
un no de de andamio
un no de cocina de leña
un no de canto rodado
un no de papita macachín
un no en la boca que tiene sed.
Decimos no porque sí:
porque la tierra es nuestra
porque el agua es nuestra
porque el futuro es nuestro
No a la megaminería
No al saqueo
No a la contaminación
Día 1
Trelew-Dolavon
Y por fin llegó el gran día.
Muy temprano por la mañana de este sábado 3 de marzo, mientras van llegando desde distintas ciudades de la patagonia las personas dispuestas a dar la lucha contra el saqueo y la contaminación, compañeros y compañeras de Trelew revisan los detalles finales de esta marcha que llevó dos meses de preparación. Cargar cajas de alimentos, bolsos, instrumentos musicales y la mar en coche no es tarea fácil, pero con paciencia y habilidad se va aprovechando cada resquicio…
Contratiempos de último momento no faltan, pero siempre aparece la solución.
Con los vehículos ya listos, nos dirigimos al punto de partida: la peatonal de Fontana y Lewis Jones (casualmente frente a la oficina de la Panamerican Silver, la empresa que pretende construir la mega mina de plata y plomo más grande del mundo)
Allí nos están esperando vecinos que quieren acompañarnos al menos las primeras cuadras. Nos encontramos con representantes de Pueblos Originarios, estudiantes, docentes, amas de casa, trabajadores de distintos gremios… un grupo importante, sobre todo por su amplia representación social: cada vez se nos hace más evidente la conciencia que va tomando el pueblo respecto de sus derechos e intereses genuinos. El momento es propicio y especial para el intercambio de información y opiniones. Un verdadero foro público. Pero ya se hace tarde y hay que partir: la columna se organiza rápidamente bajo banderas y pancartas. La orden de partida la da la lectura del manifiesto, leído por varios poetas, aplausos, muchos aplausos hasta que alguien grita “adelante, poetas y artistas, a marchar! Y así damos el primer paso de esta larga caminata de 400 km que tenemos por delante.
Contratiempos de último momento no faltan, pero siempre aparece la solución.
Con los vehículos ya listos, nos dirigimos al punto de partida: la peatonal de Fontana y Lewis Jones (casualmente frente a la oficina de la Panamerican Silver, la empresa que pretende construir la mega mina de plata y plomo más grande del mundo)
Allí nos están esperando vecinos que quieren acompañarnos al menos las primeras cuadras. Nos encontramos con representantes de Pueblos Originarios, estudiantes, docentes, amas de casa, trabajadores de distintos gremios… un grupo importante, sobre todo por su amplia representación social: cada vez se nos hace más evidente la conciencia que va tomando el pueblo respecto de sus derechos e intereses genuinos. El momento es propicio y especial para el intercambio de información y opiniones. Un verdadero foro público. Pero ya se hace tarde y hay que partir: la columna se organiza rápidamente bajo banderas y pancartas. La orden de partida la da la lectura del manifiesto, leído por varios poetas, aplausos, muchos aplausos hasta que alguien grita “adelante, poetas y artistas, a marchar! Y así damos el primer paso de esta larga caminata de 400 km que tenemos por delante.
Las calles del centro de Telew resonaron con los cantos:
“Traigan al señor gobernador / para que vea / que este pueblo no cambia de idea/ y no quiere minería en todo Chubut”.
Y también: “El agua no se vende: / se defiende”.
No fueron pocos los vecinos y vecinas que acompañaron con palmas o con algún saludo el paso dela Marcha.).
Ya casi llegando a la Avenida Colombia (la salida directa hacia ruta 25 se produjo el único incidente desagradable de la jornada: un automovilista apurado que no quiso esperar un minuto el paso de los últimos caminantes, prácticamente arrojó el auto sobre un compañero, quien, en un reflejo defensivo, dio un golpe sin consecuencias al costado del auto. El del auto, de cabello cortado al rape, se bajó exasperadísimo e intentó por todos los medios provocar una pelea que fue evitada por varios compañeros que lograron calmarlo a duras penas. Después nos enteramos que este señor es mecánico de la policía, tal vez policía él mismo…
Una vez en la avenida Colombia, y ya despedidos los vecinos acompañantes, la marcha se dividió en dos grupos de quince y diez personas respectivamente. Ya pasado el mediodía, el grupo 1 emprendió la caminata de unos 17 Km. Hasta la entrada de Gaiman, mientra el grupo 2 descansaba siguiéndo a los caminantes en varios vehículos de apoyo. Bajo un solo muy fuerte y un calor considerable, los poetas y artistas caminan, algunos en silencio, otros hablando hasta por los codos… Las carcajadas viajaban de una punta a la otra de la marcha, y hasta hubo tiempo de planear , a nuestro regreso, una muestra de los objetos que se vayan encontrado al costado de la ruta: hasta ahora el inventario incluye, entre otras cosas, un par de anteojos plateados, la momia reseca de una culebra, y, cerca de un puesto caminero de Gendarmería, un cartucho servido de gran calibre, que enla cápsula lleva la leyenda: “ANTI TUMULTO”. Los compañeros creen que es un recuerdo de la represión de un corte de ruta realizado en ese lugar en diciembre del año pasado.
Al momento de escribir este relato, el grupo 2, que tomó la posta en Gaiman, está llegando ahora a las puertas de Dolavon, donde un grupo de jóvenes recién organizado para darle la pelea al proyecto Tijeras (futura mina de Uranio cerca de esta ciudad) nos da la bienvenida, poniendo a nuestra disposición una casa con hermoso parque donde más tarde armaremos las carpas.
Hoy es la última noche de Carnaval en Dolavon, un evento que atrae cerca de quince mil personas, así que antes, como broche de oro de nuestra primer jornada de Marcha, nos daremos una vuelta con nuestras pancartas y cantitos por la Avenida del Corso…
Hoy es la última noche de Carnaval en Dolavon, un evento que atrae cerca de quince mil personas, así que antes, como broche de oro de nuestra primer jornada de Marcha, nos daremos una vuelta con nuestras pancartas y cantitos por la Avenida del Corso…
Día 2.
Dolavon – Las Chapas
La noche de ayer cerró con broche de oro. Nos fuimos al Carnaval de Dolavon y logramos instalarnos alto en las tribunas frente al palco oficial, ocupado en ese momento por el vice-gobernador. El gobernador llegó para la hora de los premios, así que se perdió el espectáculo de cincuenta metros de banderas desplegadas contra la megaminería, mientras abajo en la calle desfilaban las plumas, las lentejuelas, los tambores y la alegría del pueblo. Circulaban varios disfrazados “sueltos” entre las comparsa: los que más llamaron la atención fueron un “Mario Das Neves” y una “Cristina” que andaban a los abrazos entre el público, y bajo nuestras banderas… Si Miguel Ángel Asturias, Juan Rulfo y Diego Capusotto se hubieran puesto a escribir el guión de esta escena a seis manos, no les hubiera salido ni la mitad de bien…A la hora de dormir, y cuando ya nos íbamos desmayando en las carpas, el cielo estalló: veinte minutos de maravillosos (y ruidosos) fuegos artificiales. “ No nos podemos quejar: miren la bienvenida que nos dan” dijo un compañero desde alguna de las carpas.
La casa de Dolavon que nos prestó Leonardo para pasar la noche fue un verdadero regalo: las carpas sobre césped húmedo, el gigantesco parral de deliciosas uvas blancas, el baño con agua caliente… Nos fuimos como beduinos dejando atrás el último oasis…Después de bañarnos (la logística fue complicada: un solo baño, veinte personas, hubo que hacer una lista que más o menos se respetó), un buen desayuno de mate y rodajas de pan casero untadas con dulces, partimos, bastante atrasados, al punto de partida fijado para hoy: la marcha iba a comenzar bajo el sol del mediodía: a no olvidar los gorros (o boinas, o turbantes improvisados) ni el protector solar. Los termómetros de los autos marcan treinta y dos grados. En la ciudad eso sería una tortura. Pero aquí el viento, del que tanto renegamos los patagónicos afincados, es un refrescante perfecto. De a poco, caminando, vamos entendiendo que en la naturaleza todo tiene su razón de ser.
Nos dividimos en cuatro grupos de entre cuatro y cinco personas, y nos desparramamos en las postas cada 15 km: a las 12:20 comenzó el segundo día de marcha, las cuatro agrupaciones en simultáneo. Cada grupo contó con el lujo inusual de dos autos de apoyo. Un lujo dominguero, ya que mañana la cantidad de autos se reducirá a la mitad: lo indispensable. (Dos de los vehículos llegaron desde Puerto Madryn, con gente de la agrupación independiente “John William Cooke”. Además de la ayuda y la buena onda, nos trajeron un donativo en dinero que vino a salvar un par de baches económicos… Quién no los sufre, en estos días, ¿no?)
Caminar por la meseta chubutense es una experiencia que todos deberían hacer al menos una vez en la vida. El paisaje, que al principio parece monótono, empieza a develar sus tesoros a los ojos que se van haciendo al camino: el parche verde de una jarilla, el paso rápido de una lagartija, un cañadoncito húmedo donde se amontonan las plantitas más tiernas, una piedra que parece una joya entre el polvo, el silencio que viene envuelto en el viento que nunca deja de soplar… El grupo número 2 contó que un bello caballo blanco los acompañó, lejos desde el otro lado del alambrado, durante todos los 15 km. Un relumbrón al sol el caballito.
Los autos iban adelantándose a los caminantes sin perderlos de vista, y los esperaban con agua, naranjas y aplausos. En uno de los grupos se ofrecía, además, poesía al paso: durante unos metros los caminantes podían disfrutar de un poema de José Emilio Pacheco o de Juan Gelman…Seguimos acrecentando nuestra colección de “arte rutero”: una llave fija de 3/8, un escarabajo seco, más víboras, un tubito de pegamento cubierto de canto rodado y hasta una antigua talla de piedra que, creemos, es un raspador de cuero, o una punta de lanza a medio hacer.
Durante el camino se habla de todo: de la Marcha, de trabajo, de arte, de hijos, de amores o de lo que sea. A veces se marcha en silencio.
Un capítulo aparte se merecen los autos que vamos cruzando en el camino. Tratamos de imaginarnos qué pensaran sus ocupantes al ver cuatro veces en apenas sesenta km. la misma escena repetida: cuatro o cinco hombres y mujeres con banderas argentinas y mapuches en medio del resplandor inmenso de la meseta al mediodía. Aunque es evidente que la mayoría de los automovilistas están al tanto: saludan con bocinazos festivos, con las manos, alguno con una banderita… En varios casos se han detenido a preguntar. Les contamos. Varios quisieron dejar su firma en el petitorio contra la derogación de la ley 5001: un detalle que descuidamos. No trajimos las planillas.
Casi cuatro horas después, los cuatro grupos habían cumplido su objetivo. Solamente un lesionado leve, con dolor en una rodilla, tuvo que terminar el trayecto en auto. Los demás llegamos cansados y felices al km. 15. Hoy, desde Trelew, alguien va a traer una rodillera para el lesionado, que quiere seguir caminando sí o sí. Todo el contingente se reúne bajo los árboles. Se toma mate, agua, gaseosas. Un grupo comienza a pelar cebollas y papas, mientras uno de los autos va a comprar carne para el guiso. Se come pan con dulce y se delibera dónde acampar: la estación de servicio de Las Chapas es ciertamente desolada. Hace años que no vende combustible. Hay despacho de comida y bebida. Y baños. Unos pocos árboles, un trailer y una casa vieja, a unos cien metros. La otra opción es acampar en la Villa de Dique Ameghino, al borde del río y bajo los árboles. Pero la villa está a una decena de kilómetros. Y el combustible es escaso. Decidimos acampar ahí mismo.
Estábamos empezando a desempacar las carpas, cuando un anciano de barba blanca, de piel muy curtida, desde lejos nos grita que podemos usar su casa para dormir y bañarnos. La casa vieja, vecina a la estación. Aceptamos con alegría: los regalos que nacen de la solidaridad humana son doblemente bienvenidos. Ahí, con las bolsas de dormir sobre el piso de cemento, entre paredes sin revoque, con esa mesa repleta de bolsitas con provisiones, panes duros y una cajita de vino barato, nos sentimos otra vez en casa. Mañana marchamos a Las Plumas.
Día 3.
Las Chapas – Las Plumas
(A partir de los relatos telefónicos de Lucho y Luz, por ahora sin fotos)
Anoche comimos un guiso riquísimo que hizo la Tere, dice Luz. La Tere y el Raúl son los padres de Lucho, que dejaron todo para acompañar a su hijo (y acompañarnos) en la Marcha. Raúl, siempre atento en su auto, cuidando a los caminantes, disfruta del camino y la aventura. La Tere, con su mano maestra, se gana esta noche sinceros aplausos de la tropa famélica.
Levantar campamento esta vez fue más fácil y rápido. El anciano de barba blanca de Las Chapas nos dio una gran ayuda dejándonos dormir en su casa abierta, así que a las diez de la mañana ya estábamos en la Ruta 25 dispuestos a cubrir los 60 kilómetros del tercer día. Hay mucha ansiedad por llegar a Las Plumas, porque allá hay mucho que hacer. Había mucho sol, pero el viento estaba jodido, helado, dice Lucho. Pero al poco de andar deja de ser problema, los cuerpos se nos van calentando con el ritmo de la marcha, y el viento refresca y despierta.
Durante la marcha los caminantes van inventando modos de la alegría: un grupo repite el “delivery de poesía al paso” de ayer, mientras otro, el que va adelante, va dejando pequeños regalos para los que vienen atrás: mensajes, saludos con piedritas, cartitas adornadas con plumas… Al final de la marcha habremos creado toda una cultura poética de la ruta…
El tercer día trajo para nuestra colección de arte rutero un regalo espléndido, inesperado: una punta de flecha blanca, perfecta. Una compañera señala su hallazgo con gesto conmovido: una cosa así no se encuentra todos los días, y menos al borde de una ruta tan transitada. Tampoco, sienten todos, es cosa de levantarla del suelo así nomás. Por suerte hay compañeros y compañeras que saben o inventan qué hacer: una pequeña rogativa al borde del camino. Se echa un poco de yerba como ofrenda y se le pide permiso a la Mapu para tomar su tesoro. La punta de flecha, de talla delicada, pasa de mano en mano, es mirada y admirada, y después hay deliberación para decidir qué hacer con ella. Se piensa en llevarla al museo arqueológico, pero no: al final la talla se devuelve a la tierra, a la Mapu. Lo tomamos como un buen augurio de la Pachamama, dice Luz. Necesitamos ese buen augurio: los poetas y artistas solamente contamos con la voluntad y con estas delicadas magias para oponernos a las toneladas de dinamita, a las excavadoras gigantes, a los camiones de doscientas toneladas, a la codicia de mil toneladas.
Lo que no anda bien es lo de la comida del mediodía, dice Lucho. Terminamos los 15 kilómetroscon mucha hambre. En efecto, es un tema complicado al que todavía no se le encontró la vuelta. En teoría, los sesenta kilómetros diarios se iban a cubrir antes de las dos de la tarde, lo que daba un margen para acampar y preparar una comida rápida. La teoría es muy bonita, pero la práctica impone sus tiempos y modos inflexibles. Ahora uno toma dimensión de lo que debe haber sido para San Martín organizar el cruce de los Andes, dice el Chino Huayquilaf. Bueno, el caso es que hay escasez de personal auxiliar: nadie quiere perderse la caminata. Tampoco hay mulas ni, mucho menos, sargentos que disciplinen la tropa: el grupo se mueve como el agua, todas las moléculas plásticamente juntas, pero cada una a su tiempo. Tal vez sea la manera más sabia de avanzar: la del agua. Otra cosa que se aprende caminando. Como sea, se encuentra una solución bastante práctica: cada grupo de caminantes cargará una ración de pan, latas de picadillo de carne o “corned-beef”, y manzanas o naranjas, y así podrán detenerse en el camino para tomar un ligero refuerzo. Esperemos que haya suficientes abrelatas…
Marchamos por la ruta 25 al ritmo creciente de los bocinazos conque nos saludan los automovilistas y los camioneros. Es interesante: los que saludan son los que viajan a la velocidad legal de 100 o 110 km. Por hora. Los autos que pasan a 160, ni pío. Parece que sólo les importa llegar.
A la llegada a Las Plumas, la ruta parece convertirse en un remanso: los pobladores nos estaban esperando con inmensa solidaridad: allí donde contábamos con uno o dos contactos, donde imaginábamos una mayoría indiferente, hay decenas de manos dispuestas a colaborar: nos ofrecen baños, agua caliente, sonrisas, una cocina de las grandes para cocinar una rica polenta (sí, otra vez la Tere y pequeño equipo). También nos prestan el Salón de Usos Múltiples (el famoso S.U.M. Patagónico, generalmente la única construcción que se ve desde lejos en los minúsculos pueblitos). Allí se descansa un ratito, se toma mate y empieza la verdadera fiesta: llegan un montón de chicos y grandes a participar de los juegos sociales que organiza Cu.Ju.Ca. (Cumbre de Juegos Callejeros), el guitarrero Artemio, que vino especialmente, desgrana unas cuantas canciones, los poetas dicen poemas y todos, caminantes y pobladores corean las consignas anti- minería. Ya ampliaremos esta crónica con el relato directo de los caminantes. Mientras, algunos mensajes dejados en el facebook, la mejor manera, por ahora, de transmitir lo que se ha vivido en Las Plumas
Fuente: www.chubutcultural.com
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