Por Julieta Massacese
Allá por el año 2003, el pueblo de Esquel (Chubut), logró frenar el avance de la minera Meridian Gold (hoy Yamana Gold) mediante asambleas y movilización popular.
En ese momento vivíamos bajo un gobierno radical que era pésimo, pero estábamos (mal) acostumbrados a la hegemonía radical. Néstor Perl había sido la excepción en el año '87: todavía no había nacido, pero recuerdo los comentarios de lo mal que se vivía en esas épocas, y cómo una vez destapada la corrupción fue reacomodado por Menem en los '90.
Fue complicado luchar contra un gobierno radical, particularmente, el de Lizurume. No tenía reparos en hacer negocios, y no los tuvo a la hora de reprimir tampoco.
En Chubut usualmente la gente es toda radical o toda peronista. Ahora, por ejemplo, peronista. No hay demasiada lucha partidaria, y dada una hegemonía, los viejos funcionarios se acomodan.
La política es bien diferente a la que se vive en la Capital.
El movimiento en contra de la mina de oro a cielo abierto fue y es un movimiento popular, territorial, asambleario, construido a fuerza de trabajo y comunicación. Es difícil pensarlo en los términos políticos de la capital: no había partidos, no había sindicatos, y tal vez más de un militante de izquierda diría “está bien, pero necesita organización, estar en una coordinadora, en un frente, ir a elecciones, etc.”. Tal vez era política primitiva, protopolítica, lo cierto es que la organización fue efectiva, y hoy no sólo está viva, sino coordinada a nivel nacional con movimientos similares del interior.
El conflicto fue anterior a la polémica K-antiK. Las consecuencias de la minería a cielo abierto exceden en décadas la coyuntura política actual. Cifrarlo en términos de megaminería=gobierno nacional y popular / antimegaminería=gorilismo es no comprender las historias regionales de los pueblos que tuvieron que enfrentarse con multinacionales gigantescas y gobiernos variopintos que las apoyaron. Que TN está explotando la situación a su favor, no lo dudo, y desconfío plenamente de lo que tengan para decir, pero si sirve a la causa comprendo perfectamente que sea utilizado para la misma. Greenpeace jamás apoyó la lucha de Esquel hasta que ésta no tomó alcance nacional. Ahí se acercaron enseguida, por supuesto, a sacarse fotos, luego nunca volvieron. Que generó molestia en el pueblo, la generó, pero la foto que sacó el New York Times con la intervención artística de las calaveras pintadas recorrió el mundo, y por eso sirvió.
La política nunca es limpia. Nada es limpio, puro ni cristalino, salvo el agua de los lagos y ríos patagónicos.
Les pido sinceramente a lxs compañerxs kirchneristas que reflexionen, que se informen, que comprendan que esto trasciende con creces el conflicto Gobierno/Clarín, y que no se la jueguen (al menos en esto) por un gobierno que eventualmente está equivocándose. Si este gobierno vale la pena, la militancia popular no tiene otra cosa que hacer que ser crítica y exigirle a sus dirigentes que se mantengan junto al pueblo.
Nada de “debate serio”, ya se ha debatido, en Esquel ya se ha plebiscitado, y el pueblo movilizado votó no (81%).
Nada de “estudios serios para que controle el Estado”, nada de “megaminería no contaminante”. Es cuestión de leer un par de publicaciones acreditadas de científicos nacionales -y no de empresas mineras- para entender que esa expresión es un contrasentido.
* DNI 34663833
Nota relacionada: “La fiesta de Esquel NO ES MINERA”
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